UNA NOVELA RUSA

Boris Timofeitch Ismailiov esperó un año desde la muerte de su esposa, Liubna Filomenitch Viskeitilova, para retirar el luto y seis meses más para declarar su amor a Irina Fanáilova Kersnóvskaya, a la que amaba desde que, niños ambos, se conocieron en la dacha del conde Aleksandr Jristofórovich Benkendorff, general del Regimiento de los Dragones Imperiales de Borisoglebsk. De aquel lejano tiempo recordaba los dorados campos de mies, las excursiones de caza con Igor Kolontai Klimov y Mijail Simeon Avvakhum, la alegre sonrisa, el luminoso rostro de Irina Fanáilova y aquellas hermosas tardes, bajo los álamos, a la ribera del río Betsk, en las que el tiempo parecía no pasar y la vida discurría como un viaje en globo aerostático, mecida por amables fuerzas invisibles, levemente errática, lejana en sus detalles. Irina Fanáilova respondió rechazando con serenidad pero firmeza su petición —¡Contigo no, bicho!— y Boris Timofeitch Ismailiov, desesperado, se suicidó disparándose en la cabeza porque esta, señores, es una novela rusa.

GATO POR LIEBRE

El clima no se altera con vuelos de aviones fumigando, se cambia con el HAARP, algo que sabe todo el mundo. Con esas antenas los americanos cambian la lluvia de sitio, provocan terremotos y suben y bajan en IVA y el PIB a su conveniencia y antojo. Los falsos conspiranoicos de los chemtrails sólo intentan desviar la atención para que lo verdaderamente grave pase desapercibido. Efraím Podolski, aviador y filatélico de Lugansk se hizo con las pruebas de la conspiración por casualidad, al comprar en un mercadillo de Sievierodonetsk un violín usado. Se puso a cambiar el forro a la caja, que estaba un poco ajado y con manchas sospechosas, y bajo éste descubrió documentación de la NSASS (National Security Agency Super Secret) que escaneó e intentó hacer llegar a Wikileaks en un CD. Efraím no sabía que los grabadores de CD dejan un rastro en todos los discos que graban, un código secreto que los identifica y permite rastrear el aparato grabador, quién lo adquirió, dónde y cuándo se usó. Eso permitió a las agencias localizarlo mientras cumplía con la naturaleza en el baño de una gasolinera en la Nacional VI, entre La Bañeza y Astorga, y procedieron a neutralizarlo sin compasión. Siempre quedan cabos sueltos y el periodista Faustino Meneses, el encargado de las esquelas en el diário La Opinión de Astorga y cinturón amarillo/verde de judo, encontró esa muerte sospechosa y, contra la opinión de sus jefes, inició una larga investigación en solitario que no le llevó a ningún lado, que se sepa, pero aún así publicó un libro que contiene todas las claves, motivaciones y revelaciones de este asunto tan turbio y, en varios anexos, la receta del cocido maragato, las proporciones de un compuesto homeopático que cura la acidez y cómo dar gato por liebre. Es fácil, sólo hay que cortarles el rabo, las orejas y sacarles los dientes; luego se sigue la receta del conejo de toda la vida alargando algo los tiempos. Faustino compartió aislamiento con un primo mio en el psiquiátrico de Valladolid, donde lo encerró su esposa, agente durmiente del Mossad, que presentó en el Juzgado papeles falsos para conseguir una orden de internamiento involuntario. Luego, de inmediato, lo cual se ve que estaba planeado, se lió con un tal Amando Botas, de Castrillo de los Polvazares, un carnicero al que Faustino acusaba de fraude a los consumidores y, figuradamente hablando, tiró la llave de la celda. En el famoso Anexo VI del grueso volumen de Faustino este explica cómo el Gobierno americano sustituyó las antenas del HAARP, todas concentradas en Alaska, por un modelo moderno de emisión distribuida de ondas malvadas (Evil Wave Distributed Emision, por sus siglas EWDE) usando los postes de la telefonía móvil. Mi primo, que en realidad es el marido de una prima segunda, me envía cartas cifradas que escribe con caligrafía pendolada en los meses de primavera en el jardín, bajo un álamo añoso. Para hacerlo, me dice, se pone un gorro de papel aluminio de doble capa y mete también unas hojas en los calzoncillos, envolviendo sus partes, como los traumatólogos cuando te hacen radiografías. No es que tenga pruebas de que los EWDE afecten a las criadillas, como sí hacen los rayos X, que te las rechumen sin que te des cuenta y un buen día te levantas capón, sino que nunca está de más proteger la mercancía valiosa, más que nada porque, me cuenta, hay una ATS que está de muy buen ver y tiene planes. Él tiene planes, y me consta que muy detallados, la ATS no sé. Mi primo, que no es exactamente mi primo, esto ya se dijo, me escribe todas estas cosas porque se siente solo desde que a Faustino le dieron el alta después de una serie larga de electroshoks. Ahora pasea por Castrillo empujando un carrito del Mercadona y contando los gatos por ver que no falte ninguno y escribiendo cartas de denuncia a la Consejería de Sanidad y al Procurador del Común, lo que viene siendo el Defensor del Pueblo, Calle Sierra Pambley, 4, 24003, León. Yo leo las cartas de mi primo, que ya digo no es tal, y pienso en el triste final del tal Podolski y me come la curiosidad por saber qué fue del violín.

CON GOLOSA FRUICIÓN

Si alguno de ustedes va a Parga, provincia de Lugo, y por un casual se aburre, algo perfectamente posible, puede hacer el stop, mirar prudentemente a izquierda y derecha y cruzar la vía del tren por el paso a nivel. Luego ya, dando un paseíto, llegarse hasta el río. El río Parga, que nombra al pueblo o viceversa, por allí pasa manso y silencioso, oscuro y solemne en varios tonos de verde y amenaza truchas subrepticias y voraces y ahogados en traje de domingo. Si tuercen ustedes a la derecha nada más cruzar el puente en veinte minutos se plantan en Friol, también de la provincia de Lugo. Digo veinte minutos porque son veinte kilómetros lo cual presume tener a disposición algún potente medio mecánico, cosa que menciono por no faltar en nada a la verdad en esta historia o inducir a errores con involuntarias omisiones. Friol es un pueblo, uséase, una población que ha dejado de ser aldea pero no ha alcanzado la categoría de villa, que tiene la particularidad de que está un poco cuesta abajo, según se llega. En Friol para el coche de línea que viene de Lugo, tiene el monasterio de Sobrado a tiro de piedra, campo de la feria hoy reconvertido en parque y cafetería moderna con mucho dorado, moldura de madera brillante y televisores con futbol de Canal+. Los pueblos con carácter, con intención y voluntad, y éste lo es, tienen plaza de tonto que en Friol lleva muchos años vacante por razón de un desgraciado atropello.

 

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