LA DENTADURA DEL PROLETARIADO

El Profesor Sabaté compró en 1965, para el Zoo de Barcelona, por quince mil pesetas al único gorila albino conocido hasta fecha, encontrado por unos cazadores en la selva de Río Muni. En Barcelona se hizo famoso y como atracción turística rivalizaba con la Sagrada Familia, que sólo interesa a japoneses, siendo la causa directa de la mayoría de los ingresos del recinto zoológico. Copito de Nieve, como lo bautizó en su momento la prensa del movimiento, se convirtió también en icono de la Ciudad Condal y vivió hasta noviembre de 2003 completamente ajeno a los profundos cambios sociales acaecidos más allá de la jaula de oro en la que pasó sus 39 años de vida. Suponemos que, como todos los que tienen un IQ por debajo de 50, vivió feliz y nos consta que murió de igual modo tras una sedación terminal que puso fin a una larga enfermedad. Tuvo veintidós hijos, de los que le sobrevivieron tres, once nietos y tres bisnietos, pero ninguno heredó la mutación en el gen OCA1A, causante del albinismo ni, aunque viven encerrados, han pasado por la cárcel. Esta mutación es frecuente en los humanos, que compartimos el 99% de los genes con los primates, algunos mucho más, pero prácticamente imposible en los gorilas. De hecho los intentos de los biólogos catalanes de conseguir un gorila blanco fueron todos infructuosos. Algún tipo de rechazo en el útero de las gorilas hembra hace inviables los embriones portadores del gen OCA1A, lo cual convierte a Copito una absoluta rareza.
De estas premisas parte la historia novelada, pero según el autor basada en hechos reales, titulada «Coñito de Nieve«, del periodista e investigador Josep Manué Piqué i Plá, publicado por Pich y Pon Editora. Piqué i Plá, en novecientas noventa y nueve páginas de realidad novelada hace desfilar por la Barcelona de nuestros días, disimulando apenas identidad y cargos, los personajes de una trama que se nos antoja fruto de un sueño lisérgico pero que a la vista de los datos y testimonios aportados tiene visos de realidad. Literariamente no añade nada a la obra, pero sí interés historiográfico, el hecho de que contra ella se haya promulgado lo más parecido a una fatua nacionalista. El Comité de Actividades Anticatalanas se pronunció públicamente contra la editorial, la obra misma, su autor, sus amigos y familiares, el perro de su novia y la señora que le hace la limpieza, una filipina que con el primer sueldo que ganó se hizo arrancar todos los dientes en el taller de un protésico para ponerse unos de plástico. La filipina sigue sonriendo, que sus dineros le costó, pero Piqué i Plá se oculta y pena en algún lugar indeterminado de la costa del sol, protegido por guardaespaldas fuertemente armados y crema solar factor 50.
La historia comienza con el descubrimiento fortuito, como todo en esta vida, hecho por un grupo de inquietos biólogos de que un óvulo fecundado con el semen de Copito de Nieve no sería rechazado por útero de una mujer. Las humanas no rechazan a los albinos, cosa que sabemos por las madres de Leslie Nilsen, Steve Martin y Richard Gere, que misteriosamente no sólo no abortaron sino que los querían. Los estudios concluyeron que una mujer humana catalana sería, para este asunto concreto, mucho mejor que el de una gorila africana subsahariana o de dónde sean los gorilas. Eso abriría la vía a la gestación de un nuevo Copito de Nieve, un nuevo gorila albino que no sólo elevaría los ingresos del Zoo, prácticamente arruinado, sino que atraería turismo de calidad a la Ciudad, llena de viajeros de mal vivir cogiendo Cabifys en lugar de taxis y alojándose en apartamentos compartidos en lugar de hoteles, como los emigrantes rumanos, cosa que se puede apreciar sólo con pasear por las Ramblas. En una cena en un conocido restaurante a la que asistieron las más altas autoridades y a la que fueron invitadas las fuerzas vivas, alguien tenía que pagar, tomaron consomé de butifarra a la trufa y la decisión estratégica de apostar por el experimento y, caso de salir bien, usar al nuevo Copito como embajador plenipotenciario del proceso independentista, paseándolo en una gran gira promocional por las capitales europeas y americanas. A la postre, uséase después del segundo plato y antes de las copas, ya se había decidido la estrategia. Varios mensajes de guasap, ese invento del vecino de Cerdanyola Josep Guasp que le fue robado por unos espías rusos, se hicieron circular por los círculos más afectos: «Se busca mujer catalana, fértil y sana, con profundo amor al país y acendrado sentimiento nacionalista dispuesta a gestar en su vientre al nuevo símbolo de la independencia. 40.000 €.» Contestaron varias emigrantes valencianas haciéndose pasar por catalanas, una rumana llamada Irina Dalcá Funar, que casi cuela pero no, y una vecina de Premiá de Mar con ocho apellidos agudos acentuados. Piqué i Plá, que da a entender que en el curso de sus investigaciones ha llegado al conocimiento de la verdadera identidad de la voluntaria, la identifica simplemente como Miss. X, y explica que puso numerosas condiciones, a saber: 1- Nada de besos en la boca. 2- La garantía por escrito de que la descendencia sería escolarizada en catalán. 3- Dos semanas, desde la firma del contrato, para juntar los 40.000 € 4- Unos análisis de ETS. Las durísimas negociaciones, en las que llegaron a intervenir mediadores internacionales, se prolongaron durante meses y, finalmente, la voluntaria tuvo que ceder en lo de los análisis pero consiguió una rebaja en la mordida del 3% nominal al 2,40% TAE sobre el neto de la operación antes de impuestos. Para facilitar las cosas se ejerció presión política sobre una entidad bancaria afecta que accedió a prestarle el dinero a Miss. X a Euribor +1,50% sin comisión de apertura y con garantía hipotecaria sobre el panteón familiar. Las pruebas para obtener embriones, con una cierta tristeza por parte de la voluntaria, se hicieron lógicamente in vitro. Nadie le había informado de que Copito había palmado años antes de una sobredosis compasiva con una beatífica sonrisa de filipino en el rostro. Al tercer intento se consiguió un embrión perfecto, sano y portador del gen OCA1A. Tras la implantación todo fue bien durante unos meses y los involucrados, personal científico, mandos políticos, fuerzas vivas económicas y preclaras mentes pensantes de la intelectualidad, se congratulaban y, por guasap, ese invento de Josep Guasp, se enviaban las ecografías con las que regularmente se iban verificando los avances acompañadas de mensajes congratulantes expresando cuán congrato les resultaba a todos ellos el asunto todo. Piqué i Plá nos cuenta, con minucioso detalle que aporta verosimilitud al relato, el modo en el que Miss X descubre con horror que en el laboratorio se produjo en su día una confusión. El embrión no había sido fecundado con semen de Copito de Nieve sino con el de un expresidente de la Generalitat. «Es que se parecen mucho«, escribió la bióloga Mónica Segura Fallarás en su nota de suicidio, o aparente suicidio, se supone que refiriéndose a los frascos en los que se guardan las muestras biológicas o a las muestras en sí mismas y no a otra cosa, lo cual habría sido una imperdonable falta de respeto. Miss X, horrorizada, manifiesta en una tensísima reunión en el Palacio de la Diputación, que jamás permitirá tal aberración, que ella es de la CUP a muerte y que antes la muerte que parir un delincuente. Ni los ofrecimientos de rebajarle el diferencial hipotecario, quitarle la cláusula suelo o reconocer, mediante un cambio normativo apresurado, a la familia mono parental los beneficios de la numerosa de primer grado consiguen calmarla. A continuación los abogados se enzarzan enviándose burofaxes. Amenaza el de Miss X con el art. 7 de la Ley de reproducción asistida; la madre no es, en el derecho español, quien aporta el material genético sino quien pare a la criatura, lo cual supone que podría perfectamente pedir escolarización bilingüe. El gabinete jurídico de la Generalitat contesta con un largo informe en el cual estima que existen razones fundadas para retirarle la custodia y la patria potestad. Retruca la madre gestante con la posibilidad, dolorosísima para ella, pero hasta ahí estaríamos dispuestos a llegar, de empadronarse en Zaragoza, lejos de las garras de los tramposos. El Govern presenta en el registro del Parlament la propuesta de una Ley de Extradición de Madres Gestantes, anexo de la Ley de Normalización de Aberraciones Lingüísticas. Ambas partes se acusan mutuamente de judicializar el asunto, ofrecen diálogo, manifiestan su disposición al acuerdo y amenazan con acciones judiciales y movilizaciones populares. Finalmente todo queda en nada cuando una homeópata profesora de reiki nudista descubre lo que se les ha pasado por alto a los doctores que tratan a Miss X: se trata de un embarazo psicológico, de un caso de neuroticismo extremo. Las muchas ganas gastan malas pasadas. En la Corte Internacional de París, reconocido tribunal de arbitraje en asuntos de comercio, se sigue aún hoy, bajo estrictas normas de confidencialidad, el litigio entre Miss X, el Zoo, varias instituciones oficiales y los herederos de Copito de Nieve representados sus intereses por la Sociedad Excursionista Catalana. Pleitean sobre la devolución de los 40.000 €, la custodia del material genético restante y la herencia del gran mono blanco. Expertos consultados por Piqué i Plá afirman, of the record, que quedan años de alegaciones y pruebas pero el caso pinta mal para la madre. En esta historia, como se ve, nadie es feliz excepto Copito y la filipina, quizá por lo del IQ, quizá porque a ambos se la sopla todo. A Copito porque a todos los muertos cuando se les hace presente la posteridad ya no tienen el cuerpo para alegrías ni penas. A la filipina porque los dientes de plástico no se pican, puedes lavarlos en el friegaplatos y en el sexo oral no hay que andar con tantos miramientos. Y todo ello por un módico precio, quince mil de las antiguas pesetas, lo mismo que en su día costó Copito de Nieve. Un chollo.