EL RECATO Y SU PÉRDIDA

Mercedes Milá ha enseñado las bragas en la tele. Ella me cae muy mal pero el gesto me parece estupendo. Cómo llega ahí no, porque es quinceañero. Que si te atreves a enseñar las bragas, tía, y como vamos un poco pedo allá voy. No es muy de su edad y a estas alturas ya sabemos que las orgías no empiezan así, como nos las mostraban las pelis de los 70. Será que la Milá no estuvo en ninguna orgía o que aún es algo adolescente, lo que es más probable. Tan comprometida desde siempre en feminismos y luchas te has perdido esa época de la vida, tía.

La civilización es andar desnudos y vestirse, y cuando se está muy vestido y le parece a uno que está la mar de civilizado y hay calefacción, sacarse la ropa. Estoy convencido de que una sociedad es más civilizada cuanto más en bolas puedan ir las mujeres sin que las acosen o las reprendan. Basta mirar al otro lado del mediterráneo y cómo las visten y se visten. O cómo se ponían por aquí hace unas décadas Alfredo Landa (QEPD) y coetáneos. Mas o menos que cuando lo del sexo se normaliza un poco y nos relajamos y asumimos que también y ante todo somos animales, empezamos a hablarnos y tratarnos como personas.

La Milá anda caliente y se presta al asunto, y las dos cosas están la mar de bien y a nadie escandalizan ya. El sexo no es malo, a las mujeres les gusta tanto como a los hombres, ella es una mujer, el dinero y el cachondeo molan. Todo estupendo y lo digo sin sorna.

Pasa que la seducción tal y como se viene practicando desde hace cientos de años se basa en el pudor de las mujeres. Hay un modelo bien desarrollado sobre el que se asienta toda la cultura. Toda la novela, el cine, las letras de las canciones, la ópera y el teatro. Ahora que andamos tranquilamente en bolas por playas, portadas y platós vemos que nos falta un modelo nuevo que no se funde en el recato y su pérdida.

Ahí me falla la Milá, pero no se lo podemos tener en cuenta, porque ahí fallamos todos. La miro en bragas y no me dice nada, y el cómo lo hizo tampoco. Ni bueno ni malo. Ni fue sexual, ni estético, ni político, ni transgresor, ni avanzado, ni moderno ni llegó del todo a ser ridículo. Quizá es esto la civilización. No sé. Creo que estamos reconstruyéndonos y un poco perdidos sobre cómo darle un nuevo tratamiento a estos asuntos. Otra crisis.

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