LA INFINITA VARIEDAD DE LO BANAL

Finlandia queda, mirando desde aquí, a tomar por culo; es decir, en el quinto pino o donde Cristo dio las tres voces, lo que caiga más lejos. Lo que ocurre es que como todo es relativo y depende de la situación del observador, si se observa el mundo desde Finlandia, fin de la tierra, es Finisterre, el fin de la tierra, lo que queda a tomar por culo, etc. Aclarado lo anterior es asunto de interés constatar que Karelia y Savo son, a groso modo, más o menos lo mismo. Habrá quien me diga que no y quizá lleve razón. Karelia es tierra de lagos, al menos la parte finlandesa, que hay en este momento de la historia una Karelia que es rusa. Finlandia, ya sabemos, es ese país helado lleno de lagos que llevan siglos disputándose los suecos y los rusos. Actualmente no es ni de los unos ni de los otros pero como no ha sido siempre así no va quedar así forever. Estos asuntos siempre tienen una vueltita, como Polonia, que lleva siglos siendo sin forma definida. En Karelia, país de lagos hoy Finlandia, a finales del siglo XIX, los antropólogos se negaron a recoger en sus estudios la canción Savitaipaleen polka precisamente porque era una tonadilla que reputaban rusa y por ello foránea y quizá hasta enemiga. Las cosas suelen ser así. Lo cierto es que si uno busca la Savitaipaleen polka en el Youtube y la compara con la cancioncilla rusa Смоленский гусачок, pues tienen un aire. La Ievan Polkka, Polka de Eva, sería una tercera versión a la que el finlandés Eino Kettunen puso letra en dialecto savonio en los años 30 de este siglo. Desconozco todo sobre el finlandés y el dialecto savonio que sería un poco el carelio, pero apostaría un huevo de Eino a que en Finlandia suena agrario y paleto. La Polka de Eva cuenta la historieta de Eva, una jovencita que no hace más que bailar polka ante el disgusto de su madre, que canta salmos. O algo así de banal; la juventud alocada, los deseos desatados de las jóvenas que se aburren y tal. Hormonas. En los 80, década prodigiosa también en Finlandia según parece, un grupo llamado Loituma hizo una versión a capella de la tonadilla que le dio nueva vida y efímera fama incluso en los USA. Vista la pinta de los Loituma, híbrido entre Los Happyness y Flos Mariae, y la letra, que aún desconociendo el finlandés suena a trabalenguas, no es descartable que su éxito más que estrictamente musical fuera humorístico. En el 2005 o 2006 en un blog de LiveJournal, esa plataforma rusa de blogs, alguien hizo una animación flash con un par de estrofas y un segundo en loop de unos dibujos animados japoneses en los que sale una chica girando un puerro. Las razones de la popularidad de ciertas mezclas (ron con cocacola, pongo un ejemplo) se me escaparán siempre, pero algo tendrán cuando las bendicen. Algo así ocurrió, que el meme ridículo todo el mundo lo bendijo y se volvió viral y hoy es un clásico de internet. Leekspin es el absurdo elevado a categoría, la tontería hija del aburrimiento. Desde el 2006 han ocurrido muchas cosas. Flash, que era el futuro de las animaciones, ya no se usa y LiveJournal, donde se cocía la mitad del bacalao, lleva años en total decadencia. Lo que sobrevivió fue la Ievan Polka en versiones vocaloid de personajes de manga. Vocaloid es un software que trocea, procesa y une secuencias de voces humanas de tal modo que si se le facilitan una letra y una partitura las canta imitando a una persona. Esta trapallada la inventó un japonés en Barcelona, estudiando en la Pompeu Fabra, no se sabe bien para qué. Quizá vino a ver la Sagrada Familia y se aburría, que ya vamos viendo que es malísimo. El caso es que finalmente Yamaha compró el asunto y ha venido comercializando sucesivas versiones, cada una, claro, mejor que la anterior. En Japón, otro de los extremos del mundo, son pronos a caer en vicios inconfesables, reírse de cosas que no tienen puñetera gracia, elevar banalidades al rango de fetiches y entrar en misteriosos bucles de comportamiento. Quizá eso explica lo inexplicable, que todas y cada una de las voces femeninas que se comercializaron para Vocaloid tiene su propia versión de la Ievan Polka interpretada por todas y cada una de las heroínas de los videojuegos y del manga. Fue en el reservorio japonés donde se mantuvo durante todos estos años la infección de la polka de Eva, quizá la canción finlandesa más conocida, detalle que, piensa uno, de ser finlandés consideraría vergonzante hasta que cae en la cuenta de que muy posiblemente la canción española más conocida sea La Macarena. El Japón, ya ves, son éxitos hasta los playback del manga cantando con vocaloid, en un escalofriante ejercicio de ida y vuelta en el que lo digital imita a lo humano para ser a su vez imitado por lo humano. En el 2018 el percusionista Bilal Göregen, turco y ciego, le birló el protagonismo a toda una industria y una sociedad aburrida y quizá enferma, haciendo una versión callejera de la polka que nos ocupa. Lo cierto es que Bilal consigue una fusión molona, algo sorprendente porque de primeras parece un retrasado. Quizá sea un idiot savant, quien sabe. La Polka como género es una cosa checa y relativamente reciente, que según todos los indicios hizo un salto al norte finlandés a través de Rusia y que Bilal se ha traído ahora al mediterráneo oriental, diríamos a su pueblo, pero con evidentes influencias del tecno más discotequero de los 2000. Esto no termina de ser una sorpresa, siempre nos enseñaron en el colegio que la península anatólica era lugar de cruce de culturas, puente entre Europa, Asia y Africa. La ruta de la seda, Marco Polo, etc. Quizá también influye que los ciegos, dicen, no tienen vergüenza y se aburren, un poco como los japoneses. En Diciembre de 2020 esta versión tuvo cumplida respuesta desde el extremo sur de Sudáfrica que es otro de los varios culos del mundo. The Kiffness, un grupo de Ciudad del Cabo, Capetón en las cartas de la marinería gallega, montó sobre él la versión de Göregen, a quien hay que reconocerle el mérito de un pase perfecto, un “Club Remix” que convierte la Ievan Polkka en un clásico instantáneo, en el éxito discotequero del 2020, el año de las discotecas cerradas, lo cual tiene más mérito. Hay en el toque de trompeta un par de notas, unos adornos, que varían la melodía original y definitivamente acaban de bajarla del círculo polar a las costas del Egeo. Dizque en Sudáfrica hay mucho musulmán, quizá por eso los de Kiffness le pillaron el puntito a Bilal, quizá por eso se llaman Kiffness, que en Capetón es el relajo de buen rollo que deja la hierba esa a la que en castellano decíamos grifa, ambas palabras del árabe kif, el placer de la intoxicación. En casa se ríen un poco de mi cuando les cuento estas cosas que recuerdo. Savonia, Carelia, Loituma, Vocaloid y tal. Para darme ánimos y no sentirme tan mal busco el texto exacto de una cita que también recuerdo del gran Umberto Eco. Una cita que venía a decir que toda información es importante si está conectada a otra, aunque sean tonterías, añado yo. Conectar mi Finisterre con Finlandia, pasando por Chequia y Rusia, y estos con Japón, Turquía y Sudáfrica, el pasado con el presente, tiene un punto, pienso. El punto es, posiblemente, el Demonio Meridiano, el demonio que me hace pecar cada vez que me tienta. El Demonio Meridiano le gusta a Procuro, lo menciona mucho Eco y Ciorán lo eleva a categoría: el aburrimiento como estadio superior del alma. La biblia, por el contrario, dice algo así como que los ociosos, por aburrimiento, van de casa en casa, charlatanes y entremetidos, hablando de cosas que no son dignas. Quizá también. Internet, ese monstruo devorador de aburrimientos y ansiedades que alimentamos con mierda y en ocasiones devuelve una flor, me devuelve, como si supiera algo, una patada en el culo con otra cita de Umberto sobre la infinita, la deslumbrante variedad de lo banal.