HESITANDO

I used to think I was indecisive, but now I’m not so sure.

-Doubtful authorship.

Las citas las carga el diablo que es un desconsiderado además de un hijoputa. No hablo de las citas románticas o las de trabajo, hablo de las otras citas, de esos pequeños argumentos de autoridad que resultan de la mención de las palabras de otros. Las citas son un poco como los refranes de la gente leída, de los que nos las damos de intelectuales. Si lo miras así es siempre mucho mejor llenar un texto de las palabras que nos llegan rebotadas de, verbigracia, un sabio griego que de refranes salidos de la boca de sabe dios qué arriero, qué sacristán, qué jugador de brisca con boina roscada. Usando y abusando de lo primero podríamos, a ver por qué no, acabar garabateando los Ensayos del Sr. de la Montaña porque si bien se mira poco puso de lo suyo más que un tono agradable y quizá demasiado optimista de erudito superficial. Si abusamos de lo segundo, por contra, acabaremos indefectiblemente en el Calendario Zaragozano o Juicio Universal meteorológico, calendario con los pronósticos del tiempo, santoral completo y ferias y mercados de España”de Don Mariano Castillo y Ocsiero, que no fue señor de nada y no escribía para estreñidos culturetas sino para los otros españoles, los Sancho Panza que fueron y son. 

Sin lanzarse a uno u otro extremo cabe el uso moderado de las palabras de otro porque es cierto y es verdad que las ideas son limitadas, las historias pocas y los modos de expresarlas, aún siendo muchos, quizá no son tantos como pensamos. Esto justifica usar palabras ajenas cuando ya vas tú viendo que no te alcanza para decirlo mejor, más condensado o con más gracia. Si caemos en los refranes, sabiduría popular, diríamos que son como copyletf, public domain, etc.; queda uno excusado de citar origen, fuente, contexto. Los refranes, como las piedras del camino, ahí están para que todos tropecemos libremente en ellas sin pagar peaje ni portazgo las veces que sea menester. Y tienen la ventaja añadida, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todas son sentencias sacadas de la mesma experiencia, madre de las ciencias todas.

En su día escribí mi admiración por Ennio Flaiano, un señor italiano, bajito y con bigote que estudió para ingeniero pero se ganó los ceci escribiendo guiones para el cine. Flaiano, que parece un Vazquez Montalban en elegante y con pelo, es recordado por las muchas frases ingeniosas que nos dejó; tantas que pareciera que no se comunicaba sino por medio de chascarrillos con moraleja. Una de ellas, supuestamente, sería la aguda respuesta a la pregunta sobre la situación de la política italiana: La situación es grave pero no seria.”En su día busqué dónde y cuándo dijo esa frase, a preguntas de quién, aludiendo a qué situación y no conseguí averiguar nada.  Lo cierto es que todos los que hablan de Flaiano la mencionan y la repiten como summum de su estilo cínico y desencantado y, claro, yo lo mismo hice. El caso es que unos meses después revisité, como dicen los cursis, la película One, Two, Three de Billy Wilder, esa en la que la hija del presidente de la Coca-Cola se enamora de un comunista en el Berlín anterior a la construcción del muro. En ella se pronuncia exactamente esa misma frase. Wendell P. Hazeltine recién llegado desde Atlanta pregunta al prometido de su hija, Otto Ludwig Piffl, antes comunista sin calzoncillos por convicción revolucionaria y ahora conde por simonía, que cómo ve él la situación política en el Berlín ocupado. El prometido contesta Actually, the situation is hopeless, but not serious.” 

Llegado este punto podría parecer que la cuestión es saber si Flaiano habló antes del estreno de la película, en 1961, por confirmar o descartar que Wilder y Diamond, guionistas, le hubieran plagiado. Pero resulta que Wilder &co escribieron el guión basándose en una obra teatral llamada «Egy, kettö, három» de un húngaro llamado Ferenc Molnar, y había sido mil veces representada por toda Europa desde los años 30. Y quién sabe si esa frase no se pronuncia ya allí. Y digo más, quién sabe húngaro. Se vende en Iberlibro una copia del guión donde se podría consultar per ver de salir de dudas pero yo hasta aquí llego.

Umberto Eco, el universalmente reconocido rey de la semiótica, la referencia culta y la cita erudita, comienza su libro “Kant y el ornitorrinco” (1997) con una cita preciosa, la misma que encabeza este texto: “Hace tiempo estaba indeciso pero ahora ya no estoy tan seguro”. Se la atribuye a un oscuro autor del XVIII, Boscoe Pertwee, y manifiesta haberla tomado de un tal Gregory. Un tal Nigel Rees, periodista, tiene en la BBC4 un programa llamado “Quote… Unquote”, un concurso consistente en contestar con acierto de quién es una determinada cita. Se ve que el asunto les gusta a los brits porque empezó en el 1976 y en 2021 sigue en antena. La cita fue emitida en un programa en 1977, remitida por un oyente quien afirmó en su carta que el autor era un tal Bosco Pertwee, desconocido y minoritario escritor del XVIII. Como se ve la cita hizo fortuna porque se replicó hasta el infinito. Lo que viene siendo un meme. Si se busca en Google sobre “Kant y el Ornitorincotodo el mundo, en todos los periódicos, en todos los blogs, menciona a Bosco Pertwee y su frase sobre la duda y lo muy leído y muy estudiado que era Eco, un monstruo que manejaba referencias desconocidas para los simples mortales. La vueltita de esta historia, lo que llamaríamos el plot twist, se produce cuando en el 2005 desde el programa de Rees, después de casi 40 años sin ser capaces de acreditar la veracidad de la atribución, se puso en contacto con el oyente que les remitió la cita y este, sin cortarse un pelo, les explicó que era una coña. El tipo usaba el nombre de Bosco Pertwee para burlarse de los culturetas que lo saben todo. Bosco servía para lanzar el anzuelo diciendo ¿Sabéis que el trompetista de jazz de culto Bosco Pertwee toca el jueves en el Paradise? Y luego esperar las reacciones; quienes dicen tener grabaciones de Pertwee, en qué club minoritario lo escucharon hace ya muchos años. Si Eco, el grande Eco, cayó en el hoyo de Bosco siento que es menor el ridículo por haber caído yo en el de Flaiano.

¿Hay enseñanza o moraleja? ¿Hay una regla sobre qué hacer con todos estos malentendidos, estas malatribuciones, estas trampas para culturetas? Los intelectuales, esa gente que sabe quién es Bosco Pertwee, nos consuelan algo recordándonos que Alessandro Manzoni escribió que “Es menos malo agitarse en la duda que descansar en el error” y nos afligen con las palabras de Benjamín Franklin: “La peor decisión es la indecisión”. Yo, llegado este punto, confieso que ya no sé si vale la pena creer ciegamente o dudar sistemáticamente y pienso “Qué desasosiego cuando, inseguros de nuestras dudas, nos preguntamos. ¿serán verdaderamente dudas?

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