SOSTÉN VOLADOR

Yo quería… quería contarle a Joyce mi sueño de un sostén volador azul: estábamos solos en un bote de remos en mitad de un lago de azufre, y el único modo de escapar que teníamos era que ella se quitara la blusa, se desprendiera de del sostén volador azul, se arrodillara en sus copas y agarrara con fuerza los tirantes y tirara con fuerza de ellos para alzarse, usándolos como unas bridas. Yo me subiría a sus hombros, y ella, cabalgando noblemente la licra con el pecho al aire, nos levantaría y nos llevaría zumbando hasta el verdor tan seguro.
— La Fermata, Nicholson Baker.

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