MOVIÉNDOME AQUÍ

Las horas pasan, los días pasan, las semanas, las estaciones, los años. El tiempo cambia y llueve, sale el sol, hace frío o calor, el aire es claro o ciega la niebla. La luna y el sol se mueven, persiguiéndose, y a veces parece que se pillan porque se pisan. Y amanece, unas veces temprano, otras muy tarde. Los sentimientos, los afectos, los odios cambian. Los humores, los dolores, las sensaciones. Los árboles crecen, las plantas nacen y mueren y al año siguiente reaparecen. Los lápices se gastan, las gomas se acaban, las hojas se agotan, los libros se terminan. Los amigos dejan de serlo o se van o vienen otros. La ropa se rompe, se estropea o pasa de moda. Se ajan los viejos y vienen nuevos zapatos, bolsos, cinturones, gorros. Pasan las casas, en fila india, contadas por mudanzas. Los kilómetros, los paisajes pasan, las carreteras se hacen anchas y aparecen pintadas. Las curvas desaparecen, nos las quitan, o ponen otras. Los campings cierran, los moteles cierran, los hoteles se reforman y pierden encanto. Las pesetas para pagarlos ya no están. Todo todo todo cambia. Yo, ajado, agotado, cambiado, arrugado, vencido pero no derrotado y en todo caso, siendo yo por dentro, aunque parezca otro por fuera, estaré siempre siempre moviéndome pero aquí, moviéndome para ti, por ti, contigo.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.