PLENITUD DE DISMINUCIÓN

“Hay una plenitud de disminución en toda civilización demasiado madura. Los instintos se flexibilizan; los placeres se dilatan y no corresponden ya a su función biológica; el placer se convierte en fin en sí mismo, su prolongación en un arte, el escamoteamiento del orgasmo en una técnica, la sexualidad en una ciencia. Procedimientos e inspiraciones librescas para multiplicar las vías del deseo, la imaginación torturada para diversificar los preliminares del gozo, el mismo espíritu mezclado con un sector extraño a su naturaleza y sobre el cual no debería tener ninguna garra, son otros tantos síntomas de empobrecimiento de la sangre y de intelectualización mórbida de la sangre.”

Emile Michel Cioran. “Breviario de podredumbre.”

UN COÑO RISUEÑO

Como digo, Verónica tenía un coño charlatán, lo que no era bueno porque su única función parecía ser la de hablar para que no le echaras un polvo. En cambio, Evelyn tenía un coño risueño. Vivía también en el piso de arriba, sólo que en otra casa. Siempre venía a la hora de comer para contarnos un nuevo chiste. Era una cómica de primera, la única mujer verdaderamente graciosa que he conocido en mi vida. Todo era broma, incluida la jodienda. Podía hacer reír hasta a una picha tiesa, lo que ya es decir. Dicen que una picha tiesa no tiene conciencia, pero una picha tiesa que además se ría es fenomenal. La única forma como puedo describirlo es diciendo que, cuando estaba cachonda y molesta, Evelyn hacía ventriloquia con el coño. Estabas a punto de metérsela, cuando el payaso que tenía entre las piernas soltaba una carcajada de repente. Al mismo tiempo, alargaba los brazos hacia ti y te daba un tironcito y un apretoncito juguetones. También sabía cantar, aquel payaso de coño. De hecho, se comportaba exactamente como una foca amaestrada.

— Henry Miller, Trópico de Capricornio.

SOSTÉN VOLADOR

Yo quería… quería contarle a Joyce mi sueño de un sostén volador azul: estábamos solos en un bote de remos en mitad de un lago de azufre, y el único modo de escapar que teníamos era que ella se quitara la blusa, se desprendiera de del sostén volador azul, se arrodillara en sus copas y agarrara con fuerza los tirantes y tirara con fuerza de ellos para alzarse, usándolos como unas bridas. Yo me subiría a sus hombros, y ella, cabalgando noblemente la licra con el pecho al aire, nos levantaría y nos llevaría zumbando hasta el verdor tan seguro.
— La Fermata, Nicholson Baker.

SHA-SHA-SHA

«Devorando kilómetros mientras tarareo Blue Skies, como una exhalación por las negras, líquidas extensiones de la Nationale Sept, los plátanos que hacen ‘sha-sha-sha’ por la ventanilla, el parabrisas cada vez más amarillo por los mosquitos despanzurrados, ella a mi lado y la Michelín en su regazo, el cabello sujeto con un pañuelo…”

–Cyril Connolly – El sepulcro sin sosiego

ADAPTARSE A LAS CIRCUNSTANCIAS

Le señalé un cajón. El hombre se sentó en él.

–¡Excelente! Usted es mi hombre. Permítame que le haga mi propuesta y le presente algunos documentos en los que apoyarla. ¿Puedo poner todo esto en el suelo?

– Le ruego que sepa adaptarse a las circunstancias.

Albert Vigoleis Thelen – La isla del segundo rostro

BURN BURN BURN

“The only people for me are the mad ones, the ones who are mad to live, mad to talk, mad to be saved, desirous of everything at the same time, the ones who never yawn or say a commonplace thing, but burn, burn, burn, like fabulous yellow roman candles exploding like spiders across the stars and in the middle you see the blue centerlight pop and everybody goes ‘Awww!’”

— Jack Kerouac

THE WORLD IS GOING CRAZY

You know the world is going crazy when the best rapper is a white guy, the best golfer is a black guy, the tallest guy in the NBA is Chinese, the Swiss hold the America’s Cup, France is accusing the U.S. of arrogance, Germany doesn’t want to go to war, and the three most powerful men in America are named Bush, Dick, and Colon.”

— Chris Rock

LA VENUS DE LAS PIELES

A vosotros los modernos, a vosotros los hijos de la reflexión, os incomoda el amor entendido como goce supremo, os incomoda la divina jovialidad. 

Ese amor os trae desgracias. 

Os hacéis vulgares en cuanto queréis mostraros naturales. 

La naturaleza se os presenta como algo hostil; a los risueños dioses de Grecia nos habéis convertido en diablos y a mi, como a todas las diosas, me habéis transformado en una diablesa. 

Lo único que sabéis hacer es, o bien desterrarme y maldecidme o bien inmolaros como víctimas ante mi altar, poseídos por una locura propia de bacantes; y si uno de vosotros ha tenido alguna vez la osadía de besar mis rojos labios, peregrina descalzo y con hábito de penitente a Roma y aguarda con paciencia que florezca su seco bastón, mientras bajo mis pies brotan a todas horas rosas, violetas y mirtos, cuyo perfume no percibís.

– Leopold von Sacher Masoch