BOTOX PARA EL ESPIRITU

Todos sabemos que la filosofía es una excrecencia del espíritu apático. Una enfermedad leve, un malestar difuso, la secreción de un alma herida o saciada. Como la perla o el ámbar. Pero antes de saberlo, ya lo sentimos. A edad adolescente, cuando el cuerpo bulle y el cuero que nos cubre está aún nuevo, brillante y sensible, nos hablan de la tierra, el aire, el agua y el fuego, de cómo todo fluye, de cavernas y sombras, de sustancias y formas. En esos instantes el cuerpo pide marcha y vida y nos inundan de decadencias y dudas. De disminuciones del espíritu en forma de limitaciones, adecuadamente ordenadas. Ahí empieza nuestro declive.

Adán y Eva, heridos de muerte por el aburrimiento sin sobresaltos del Paraíso buscaron el conocimiento comiendo del árbol de la sabiduría. Ésa, la falta de ilusión, es el origen de la búsqueda del sentido. Eso sí, nada más ser expulsados, y supuestamente en posesión de la sabiduría, empezaron las desgracias y la diversión. Nada más salir “Adán se unió a Eva” y concibieron a Caín. El primer polvo. Antes estaban desnudos pero no sentían vergüenza. Aquí la duda. Es el sexo es la conclusión a la que llegaron al adquirir la sabiduría o un intento de olvidarla. Más me inclinaba por lo segundo, pero. Read More

GÉNESIS

Y al principio fue la nada. Y ella se hizo carne. Nueva, temblorosa y temerosa. Y Él dijo: Ábrase la carne y la carne se abrió. Y, como una fruta fresca, se abrió la carne y la herida, y el pozo de la unión y la perdición fue revelado al hombre. Y a las curvas del valle del culo las iluminó la luz del sol. Y la luz que no era nueva a todos los allí congregados pareció nueva. Y el aire, que era viejo y rancio, fue por todos sentido como fresco y fragante. Y Él pensó: Esto es lo que quiero, y es bueno y agradable, y un regalo y una tierra prometida. Y la carne abierta e iluminada a la vista de los hombres, temerosa y azorada, tembló y ellos, temerosos y azorados, temblaron con ella. Y Él dijo: No sintáis temor, sois la carne y el ansia, las curvas y las líneas elegidas. Yo os ofrezco la alianza eterna. Si así me aceptáis en vuestra alma y cuerpo y obráis según mi deseo hollaréis el paraíso y seréis hollados en él. En vuestro interior brotarán dulces manantiales de leche tibia y oiréis vuestras voces balando como corderos. La carne se ensanchará y con ella tu alma. Entrégate. Yo desharé el nudo que te aferra y te abrirás a Mí y correrás, por dulces prados. Y diciendo esto Él ungió su dedo con óleo y acercándolo a la carne y lo acarició y una calma maravillosa la atravesó y conoció la gracia y supo que era bueno y su alma no se saciaba. Y en la carne y atravesándola sintió la alianza prometida y el paraíso y deseó sentir brotar los manantiales de leche y el éxtasis de la unión. Y entregándose sellaron la Alianza prometida. Y los manantiales del paraíso se desbordaron en su interior. Y ambos se hallan desde entonces unidos en la tierra prometida y ambos son Uno.

CON CONDÓN

Un día de marzo, en un burdel en Nueva Orleans, una negra del oficio me habló y cambió mi vida. O mejor, el mismo Dios me habló usándola a ella como instrumento, y cambió mi vida. O cambié yo y mi vida, ese tiempo que arrastramos, cambió conmigo.
Como Dios nunca me había hablado antes en un primer momento no presté atención. Me cogió por sorpresa. Aunque tengo claro que Dios tiene una cierta preferencia por las putas siempre pensé que era un interés muy abstracto. Una cosa como parabólica o metafórica. Que le daban juego como símbolo de algo. El caso es que me pilló a contramano que me hablara esa puta y no fuera realmente ella sino el mismo Dios. Y además, la hora que era. Uno se imagina que Dios da sus mensajes a las doce del mediodía. La hora del Ángelus, de las ceremonias importantes, de las bodas reales, las misas mayores y tal. A las cuatro de la mañana y en una casa de putas lo último que uno espera es que le hable Dios. Ni Dios ni nadie. Si te llaman a las cuatro de la mañana y te dicen que has ganado el Nobel cuelgas. A las doce del mediodía, a nada que seas algo crédulo como yo, hay una posibilidad de que tragues. Das las gracias humilde y educado y preguntas “pero hay que comprar algo” o “lo mandan a casa”. Las doce del mediodía es una hora seria, adecuada para mensajes serios. De los que te cambian la vida. Si das esos mensajes a las cuatro de la mañana y no te atienden, no te quejes. Read More

EL EXPERIMENTO TWITTER

Hace tiempo que Twitter, ese submundo a la vista de todos, me recuerda a una novela de Frank Herbert, el mismo que escribió la saga de Dune, ese engendro. El libro en cuestión se llama “El experimento Dosadi” y me parece igual de malo. Lo que me gustó en su día es el concepto del “experimento” alrededor del cual gira la historia.
Unos pocos humanos mezclados con algunos extraterrestres son confinados en un planeta inhabitable, y aún letal, en el 99,99% de su superficie. Viven hacinados durante siglos en una pequeñísima zona, un valle, sujetos a inimaginables restricciones que provocan continuos conflictos entre ellos. Desconocen además que forman parte de un experimento. Esa guerra interminable de todos contra todos, hacinados y peleando por cada migaja de cada uno de los escasos recursos, con el transcurso del tiempo, los lleva al más absoluto refinamiento en la maldad. Ese refinamiento desplaza el eje de la violencia social desde la fuerza -que sí siguen usando- a la inteligencia. Read More

MUY HUMANO

Cumplir años es, con el alto grado de certeza de los impuestos, morirse un poco. Yo los cumplo en plena campaña del IRPF y siempre acabo dándole vueltas al borrador de mi vida. También es verdad que al final lo confirmo un poco desanimado, con ese convencimiento de la desgracia inevitable, con la certeza de que ahorrar un euro o mejorar una pizca exige un esfuerzo para el que no estoy dotado. ¿Por qué razón habría yo de darle vueltas si no voy a hacer nada? La respuesta está en que preocuparse y no actuar reúne la racionalidad que nos hace humanos con el merecido descanso que la civilización promete. Y yo soy muy humano y civilizado, si lo miramos con esa vara de medir.
Recordar cosas las distorsiona, lo cual también es muy humano. No sólo se van detalles y se añaden otros, lo cual ya es cabrón, sino que también se empeña en funcionar como las influencias literarias. Cualquier cosa de cualquier tiempo pasado es antecedente e inspiración. A un fracaso o una alegría de hoy encontramos causa no sólo en lo que ocurrió ayer sino en el más remoto pasado. Así la razón de éste dolor de cabeza puede estar de las muchas copas del sábado o aquella caída de bicicleta en el instituto en la que te golpeaste la cabeza. Depende un poco, un poco, de lo delirante del día.
Otra cosa que es muy humana es hacer y decir tonterías. Eso es lo que nos une a los delfines y a los monos, que se dedican a hacer tonterías en el mar y en los árboles y sentimos, de inmediato, un no sé qué interior. Un reconocimiento mutuo en la estupidez interespecies, un no estamos solos. Si bajaran o bajasen los extraterrestres como los pintan en novelas y películas seguiríamos pensando que no hay vida inteligente en el universo. Al menos hasta que probaran cumplidamente ser unos memos medio retrasados llegando aquí por casualidad, perdidos por culpa de un piloto que restó donde había que sumar, o en un aterrizaje de emergencia, porque se quedaron sin combustible. Ahí si, veríamos claramente a la humanidad.
Es muy humano, también, no decir las cosas claras. No decir, por ejemplo, tengo hambre, quiero más, sube al coche, bájate las bragas, estamos perdidos, vete, ven, me gusta, no quiero, yo ya. Y así.

MENOS ROLES, MAS DIFERENCIAS

Llego a esto vía hbdchick.

«Empirically, sex differences in most psychological traits—in personality, sexuality, attitudes, emotions, behaviors, and cognitive abilities—are conspicuously larger in cultures with more egalitarian sex role socialization and greater sociopolitical gender equity. Even sex differences in many physical traits such as height, obesity, and blood pressure are larger in cultures with more egalitarian sex role socialization and greater sociopolitical gender equity.»

Sólo algunos tontos niegan, y seguirán negando, que hay enormes diferencias entre hombres y mujeres. La teoría más extendida dice que no son esenciales y las achaca a la educación en general, a las sociedades que imponen roles. La solución propuesta es eliminarlos, acabar con el trato diferente en la educación y en la sociedad y hacerlas desaparecer, disolver esos molestos moldes en los que nos encasillan. Moldes que supuestamente encorsetan a hombres y mujeres, pero especialmente a ellas, impidiéndoles tener sus propias aspiraciones e intereses y ser como de verdad somos: todos iguales. Read More

SENTIMENTALMENTE HERÓICO

Un signo de la decadencia de Occidente ha sido el refinamiento y la posterior desaparición de los Petacos. Aquellas máquinas electromecánicas se fueron convirtiendo en electrónicas y perdieron todo su encanto. Es la diferencia entre conducir un kart o entretenerte con el videojuego de un kart. No hay color. Los ruidos eran reales y no grabados, se encendían bombillas y uno podía sentir los muelles y palancas y relés bajo el tablero moverse convulsos como la maquinaria de un reloj. De un reloj loco. Poco a poco se fueron convirtiendo en enormes mandos de un videojuego anodino con sonidos de nave espacial en los que la puntuación parecía un reloj Casio.
Alrededor de aquellos chismes pasábamos las horas con unos cubatas que, evidentemente, amenazaban nuestro desarrollo, mermaron nuestras capacidades y nos convirtieron en la generación que pudo ser pero no fue la más preparada de la historia. Como tenían ceniceros en las esquinas hasta fumábamos y ya se ve el desperdicio en que aquellas promesas de juventud se han convertido. Alternábamos con las chicas pavoneándonos nosotros y exhibiéndose ellas y a veces hasta las invitábamos. Aquellas máquinas eran uno de los centros de la elipse de perdición en la que nos sumergíamos en cuánto podíamos. El otro era la máquina tocadiscos. Read More

YO QUIERO

Yo para ser feliz quiero una carretera larga, estrecha, negra. Una carretera con líneas gastadas, cunetas polvorientas y señales desvaídas. Una carretera que se pierda en el horizonte a través del parabrisas y en los espejos. Una cinta oscura sobre una tierra vacía; flotante y tensa como un alambre entre dos montañas. Una de esas carreteras de las que están atravesados los sueños.
Yo para ser feliz quiero un coche viejo, rojo, pequeño y rugiente. Un coche con sonidos de avión, o segadora, o lancha. Con ceniceros llenos, cinturones marrones y ventanillas abiertas. Un coche rebelde, obstinado, austero y noble. Uno de esos coches del metal del que están hechos los sueños.
Yo para ser feliz quiero una morena enjuta, de pelo revuelto y sonrisa fácil. Una de esas que se saben tus defectos y apuestan fuerte por tus vicios, de las que gritan de rabia y placer, de las que cierran los ojos en las rectas y los abren en las curvas. Una morena lista que pasa de esconderse tras un gran hombre, que bebe vino sin gaseosa y sólo se despeina en el coche o en la cama. Una morena de las que pueblan los sueños.
Yo para ser feliz quiero una playa blanca, de arena fina, agua clara y vale que sea fría. Una playa larga, vacía y salvaje. Una en la que imaginar vencida a la estatua de la libertad, el naufragio de un carguero o a Venus saliendo del mar. Una playa en la que sudar tumbado pensando en cerveza, estirar la mano y rozar un muslo, abrir un ojo y espiar un seno, respirar aire salado y el perfume de su piel. Una playa de las que son escenario de los sueños.

QUÉ HACEMOS

Poner adjetivos a Dios y a las mujeres. A eso se reduce todo. Tanto que están casi agotados, casi gastados, marchitos por el tiempo y vacíos de sentido. Dios está muerto o quizá siempre lo estuvo y pronto también las mujeres. Quedará averiguar si se acabaron por el agostamiento del epíteto o éste se mustió, lento pero inexorable, al desaparecer las mujeres.
Qué coñazo, 20 siglos hablando de Dios. Exagerando carismas, atributos y naturalezas. Regueros de adjetivos inflados en incomprensibles frases laudatorias impresas en papel de fumar. Toneladas de papel tatuado en letra gótica con los rastros de un lenguaje exacerbado de alabanzas fruto de una soberbia disfrazada de humildad. A ellas contestaban soberbios y enojados, con los mismos kilómetros de palabras, las innumerables hordas de herejes y blasfemos, los descreídos a tiempo completo de verbo ardiente de fuego eterno.
Esa misma dilatación del lenguaje, esa exageración bárbara en busca de los límites, servía, tabla de salvación, a los distraídos, los libertinos y los viciosos ocasionales, de cuchillo y orquesta, de instrumento para hablar de y a las mujeres. Coño! Vivimos 20 siglos de adjetivos de adulación y elogio y esos mismos 20 siglos de insulto y desdén, con ese mismo lenguaje ya estirado y dilatado. Un lenguaje que sólo tuvimos que adaptar a unas curvas nuevas, a unos pliegues más armónicos y humanos.
Ahora, que falta Dios y a las mujeres, en proceso de extinción, no se les puede hablar con la hipérbole y la exageración, qué hacemos con todo lo que inventamos, jugando a profetas, héroes y amantes de papel? Qué hacemos con esas frases ampulosas que prometen infinitos, bajan estrellas, alaban labios y navegan lagos inventados en pupilas azules?
Yo, un café. Solo.

ESE CULO

La magia de la fotografía me permite mirar un culo, ése culo, mientras escribo. Antes escribir mirando un culo era privilegio de unos pocos. Quizá algún rico libertino podía permitírselo. Trabajar así estaba reservado a pintores y escultores. Entonces llegó la fotografía para revolucionar la civilización y democratizar el culo esparciendo miles de copias, poniéndolo al alcance de cualquiera. En ocasiones llega esto a un punto en el que es imposible evadirse de la contemplación de algún culo, de tantos que se han retratado y reproducido.
La democratización del culo, que se vean por todas partes a todas horas, pudo llevar a pensar que se iba a quitar hierro al asunto. Que nos íbamos a acostumbrar a enseñarnos el culo los unos a los otros continuamente. Pero no ha sucedido así. Porque los culos retratados casi siempre son culos estupendos, excelsos y superlativos. Redondos, tensos. Culos que se alzan, orgullosos pero serenos, sobre dos piernas de campeonato. Culos de curvas perfectas trazadas a compás y bigotera. Culos de concurso y premio. Y lo que se ha producido es el efecto contrario. Nadie enseña el culo porque andamos todos temerosos de salir malparados de la comparación. Read More